Soy un peregrino del amor
Me fui de mí para amar a una mujer.
Ahora, con el corazón hecho añicos,
vuelvo a mí,
como si la desilusión fuera un requisito,
in-negociable, para hacerse consciente,
de que al final uno está irremediablemente solo.
Me fui de mí para amar a una mujer.
Ahora, con el corazón hecho añicos,
vuelvo a mí,
como si la desilusión fuera un requisito,
in-negociable, para hacerse consciente,
de que al final uno está irremediablemente solo.